lunes, 17 de febrero de 2014

Periodo de adaptación de los niños en la Escuela Infantil


EL PERIODO DE ADAPTACIÓN 
El período de adaptación es el tiempo que cada niño necesita para sentirse seguro y confiado en su nuevo entorno, hasta llegar a aceptar voluntariamente la situación.
La   entrada del niño en el cole supone para él un importante cambio:
Implica la salida del entorno familiar donde el niño ocupa un papel importante y exclusivo, donde tiene una forma de comunicarse especial con los adultos que le cuidan y con un espacio que conoce, que le da seguridad y protección, y todo ello se verá modificado en un breve periodo de tiempo.
Durante ese tiempo, el niño debe elaborar la dificultad de separarse cada día de sus padres, tiene que aprender a reconocer la Escuela como un lugar seguro en el que se sienta protegido, a relacionarse con otros niños y adultos, al cambio de horarios, comidas, normas, etc.
Este será un paso muy importante en la vida del niño, y aunque en algunos casos al principio la separación le resultará dolorosa, el niño lo irá asimilando, y gracias a esta separación se incrementará su autonomía personal y su grado de socialización, ampliará su conocimiento del mundo.
Es un paso importante para aprender que los cambios no tienen porqué ser malos. Ante esta circunstancia, no es de extrañar que los niños experimenten sensaciones de inseguridad, abandono o desprotección. 

¿Quién se adapta?
Todos: niños, padres y educadores.
La actitud de los padres es decisiva en este periodo. Todo lo que vosotros sintáis: la inseguridad, la culpabilidad por la separación, el temor ante el cuidado que vaya a recibir el niño, son manifestaciones habituales en los padres que debéis cuidar al máximo para no transmitir al niño, la confianza en las posibilidades del niño, van a determinar en gran medida la adaptación.

CONSEJOS PARA PADRES

·         Durante el periodo de adaptación, en la medida de vuestras posibilidades, es conveniente que sean los padres quienes lleven y recojan al niño, eso le dará seguridad y se acostumbrará antes al cambio.
·         Cuando sea la hora de marchar es mejor ser breve. Un besito y un hasta luego, seguridad, alegría  y una expresión serena, es suficiente. Es importante que no piense que la marcha de los padres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá que se marche, quedarse mirando cómo el niño se va, no consiguen más que hacer la despedida mucho más difícil.
·         Conviene que la asistencia del niño a la escuela sea lo más rutinaria posible,  No caer en la tentación de no llevarle a clase algún día.
·         Respetar al máximo los horarios y rutinas de la escuela.

·         Debemos evitar el chantaje afectivo de “si lloras, mamá se va muy triste”, “No llores que mamá viene ahora” consiguen que el niño se sienta peor y genere desconfianza, a la vez que el adulto pierde credibilidad y autoridad.
·         Si se considera necesario, es bueno que el niño lleve algún objeto de casa, un osito, una sabanita, un muñeco… Estos objetos los reconocerá como suyos y le trasmitirá seguridad.
·         Durante el periodo de adaptación no es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño retirada de chupete, de pañal, cambio de habitación...  Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.
·         Es conveniente mantener un contacto estrecho con la Escuela, compartir información favorece el éxito del proceso.
·         Puede que el niño, en el reencuentro con los padres llore o muestre indiferencia, estas son algunas manifestaciones que no deben angustiarnos, hay que  permitir al niño que manifieste su malestar, mostrando comprensión.
·         Es bueno que en casa se hable sobre la Escuela, de los otros niños, las educadoras, las actividades, las comidas…
·         Es posible que surjan pequeñas dificultades, no os alarméis, solo está adaptándose a un ritmo diferente.




domingo, 16 de febrero de 2014

Diez maneras de aumentar la autoestima de tu hijo

Nutrir la autoestima de tu hijo puede parecer una gran responsabilidad. Después de todo, la autoestima juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños, ya que, entre muchas otras cosas, refuerza la confianza que tienen en sí mismos. 

La autoestima proviene de sentir que uno es aceptado, que es capaz, y de saber que nuestras contribuciones son valiosas y valen la pena.

Los padres saben que la autoestima puede ser un sentimiento fugaz. A veces nos sentimos bien con nosotros mismos y a veces no. Lo que realmente intentamos enseñar a nuestros hijos son habilidades que les duren toda la vida, como la capacidad de adaptación.

Es importante que te asegures que tu hijo sienta orgullo y respeto por sí mismo y por sus raíces culturales. Asegúrate que confíe en su capacidad de enfrentar los retos de la vida (para un niño pequeño esto puede significar copiar correctamente las letras mayúsculas). 

A continuación, os detallo diez sencillos consejos para que aumente la autoestima de tu hijo: 

1) Dale amor incondicional. La autoestima de un niño florece con la devoción incondicional que transmite el amor. Tu hijo se sentirá mejor si lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza. Así que dale mucho amor, abrazos y besos. Y no olvides decirle cuánto lo quieres. Cuando tengas quedisciplinarlo, aclárale que es su comportamiento y no él lo que es inaceptable. Por ejemplo, en lugar de decirle “¡Eres un niño malo!” o “¿Por qué no puedes ser bueno?”, dile: “No estuvo nada bien que empujaras a Gabriel. Puedes lastimarlo. Por favor, no empujes”. 


2) Bríndale atención. Aparta tiempo para dedicarle a tu hijo tu atención completa. Eso le ayudará a reforzar la sensación de que es valioso e importante para ti. No tiene que ser mucho tiempo, pero, por ejemplo, si tu niño quiere hablar contigo, deja de mirar la correspondencia o apaga el televisor para conversar con él. 

Míralo a los ojos para que sepa que realmente lo estás escuchando. Y si un día tienes poco tiempo, díselo, pero ten en cuenta sus necesidades. Le puedes decir: “Cuéntame sobre tu dibujo y cuando termines, me pondré a cocinar”. 



3) Establece límites. Establece algunas reglas razonables. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que comer su merienda en la cocina, no le permitas que coma por toda la casa al día siguiente. O si le pides que ponga la ropa sucia en el cesto designado para ello, después no le digas que no importa si la deja en el suelo. 

Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar. Es posible que tengas que repetir muchísimas veces las reglas que estableciste, antes de que las siga. Es recomendable que seas clara y consistente. 

4) Fomenta riesgos saludables. Anima a tu hijo a que explore algo nuevo, como probar comida diferente, hacer un nuevo amigo o montar en bicicleta. Aunque siempre existe la posibilidad del fracaso, sin riesgos no hay oportunidades para el éxito. 

Así que permite que tu hijo experimente y trata de no intervenir mucho. Procura no “rescatarlo” si muestra frustración al usar un juguete nuevo. Si intervienes y le dices “deja que yo lo haga”, puedes fomentar su dependencia y dañar su autoestima. Su autoestima aumentará cuando exista un equilibrio entre tu necesidad de protegerlo con su necesidad de abordar nuevas tareas. 

5) Déjalo que cometa errores. Lo más seguro es que tu hijo cometa errores. Sin embargo, los errores también son lecciones valiosas para que tenga confianza en sí mismo. Por ejemplo, si pone su plato demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, pregúntale qué puede hacer de manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. De esa forma su autoestima no sufrirá y comprenderá que es normal cometer errores de vez en cuando.

Cuando tú misma cometas un error, admítelo. Al reconocer tú tus propios errores, le estás enseñando a tu hijo una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad. 

6) Celebra lo positivo. A todas las personas les gustan las palabras de aliento. Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Le puedes comentar a su papá: “José lavó todos los vegetales para la cena”. El pequeño no sólo disfrutará de tus palabras de aliento sino también de los comentarios positivos de su padre. Sé específica. En lugar de decir “¡Lo hiciste muy bien!”, di: “Gracias por esperar con tanta paciencia en la fila”. 

Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien. 

7) Escucha con atención. Si tu hijo te quiere decir algo, detente y escúchalo. Necesita saber que sus ideas, deseos y opinión importan. Ayúdalo a sentirse cómodo con sus emociones. Dile: “Comprendo que estés triste porque tienes que despedirte de tus compañeros de la escuela”. Si aceptas sus emociones sin juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que dice es importante. Si compartes tus propios sentimientos, él expresará los suyos con más confianza. 

8) No compares. Comentarios tales como "¿Por qué no eres como tu hermana?” o “¿Por qué no eres agradable como Pedro?”, simplemente le recordarán a tu hijo sus defectos. Es probable que sienta vergüenza, envidia y presión por competir. Incluso comparaciones positivas como “Tú eres el mejor jugador”, son potencialmente dañinas porque a tu hijo se le hará difícil alcanzar tu nivel de exigencia. Si le dices que lo aprecias por ser como es, será más probable que se valore a sí mismo. 

9) Ofrécele empatía. Si tu hijo se compara desfavorablemente con sus hermanos o sus amigos ("¿Por qué no puedo jugar bien la pelota como hace Sofía?”), demuéstrale empatía y señálale uno de sus puntos fuertes. Por ejemplo: “Tienes razón. Sofía juega muy bien la pelota. Y tú pintas muy bien”. Esto le puede ayudar a aprender que todos tenemos puntos fuertes y débiles, y que no tiene que ser perfecto para sentirse bien consigo mismo. 

10) Ofrécele aliento. Todos los niños necesitan apoyo de sus seres queridos. Es importante repetirle que creen en él y que lo animen a seguir adelante. Dar aliento significa reconocer el progreso, y no sólo premiar un logro. Si tu hijo tiene dificultades en abrocharse el pantalón, dile: “Estás poniendo todo tu empeño, ¡y casi lo logras!” en lugar de “No, así no. Déjame que yo lo haga”. 

Existe una diferencia entre alabar y dar aliento. La alabanza puede hacer sentir a un niño que sólo es “bueno” si hace algo perfectamente. Dar aliento, por otro lado, reconoce el esfuerzo. Si le dices a tu pequeño: “Háblame de tu dibujo. Veo que te gusta el púrpura”, es mejor que “Es el dibujo más bonito que he visto”. 





Cuánto sueño necesita tu niño

Como madre o padre reciente, seguramente ésta es una de tus preguntas más apremiantes. Abajo encontrarás unas pautas generales sobre cuántas horas de sueño necesita un niño a varias edades. Pero es muy importante tener en cuenta que cada niño es diferente: algunos necesitan más o menos sueño que otros. 

EdadSueño nocturnoSueño diurnoSueño total
Horas de sueño de los bebés
1 Mes8816
3 Meses10515
6Meses11314
9 Meses11314
12 Meses11213
18 Meses11213
2 Años11213
3 Años10212
Recuerda que la mayoría de los niños necesitan muchas horas de sueño. A menudo, si un niño tiene malos hábitos de sueño o si se niega a irse a la cama antes de las 11 de la noche, sus padres piensan que no necesita dormir mucho. Probablemente no sea cierto: de hecho, lo más probable es que este niño ande corto de sueño. Para saber si ése es el caso de tu hijo, hazte las siguientes preguntas: ¿Se queda dormido casi siempre que van en auto? ¿Tienes que despertarlo casi todas las mañanas? ¿Parece irritable, malhumorado o muy cansado durante el día? ¿Se queda dormido mucho antes que de costumbre algunas noches? Si respondes "sí" a alguna de estas preguntas, es posible que tu pequeño esté durmiendo menos horas de las que necesita. Para cambiar este patrón, tendrás que ayudarle a desarrollar hábitos de sueño saludables y fijar una hora para irse a la cama que sea apropiada. De esa forma, puedes asegurarte de que duerma tantas horas como necesita.

Los 10 mejores cuentos infantiles

El gatito desordenado
El cofre del capitan gominola
Caperucita roja
caracol col col
Un elefante
La bruja endunda
Tu grande, yo pequeño
La gallina Marcelina
La princesa y el Guisante
La bailarina de la caja de música

Cómo hacer de tu hijo un gran lector

Nunca es demasiado pronto para alimentar en tu niño el amor por la lectura. Pero es esencial escoger libros que sean apropiados para su etapa de desarrollo."Los padres a menudo desean introducir el aprendizaje académico demasiado pronto y demasiado rápido. De hecho, los niños aprenden mejor jugando. Lo mejor es hacer de la lectura un rato divertido". 

Hay muchas formas que son apropiadas y divertidas para hacer que tu pequeño crezca amando los libros y los cuentos, ¡y algunas ni siquiera requieren leer un libro! 

Usa libros para reforzar los lazos afectivos 
Lo importante no es leer las palabras. A esta edad, lo esencial es que disfrutan la interacción con mamá y papá. Cuando tu hijo se sienta en tu regazo para que le leas, no sólo disfruta el libro sino también la seguridad que obtiene de tu plena atención. 

Crea un ritual 
Una hora regular para la lectura establece una rutina tranquilizadora que a los niños pequeños les encanta, por eso el cuento de antes de ir a la cama es una tradición muy querida. Pero puedes escoger otros momentos para crear otro ritual de lectura: un cuento a la hora del desayuno, o un cuento justo después de volver de la guardería. Para algunos niños pequeños, a quienes les cuesta levantarse por la mañana, un cuento al despertarse puede ser una gran ayuda. 

Escoge libros apropiados 
A los niños pequeños les gustan los libros de tapas gruesas, los libros para el baño, los libros troquelados, con solapas o pop-ups, y en general cualquier libro que puedan sujetar y manipular con facilidad. Les encantan los cuentos que van acompañados de imágenes realistas, claras y de colores brillantes. Y, por supuesto, adoran las rimas. 

Repite, repite, repite 
Si tu hijo te pide que le leas "Los tres cerditos" por enésima vez, dale ese gusto. A los niños les encanta escuchar las mismas historias una y otra vez porque están deseosos de aprender. Pronto te darás cuenta de que tu pequeño se ha aprendido de memoria sus pasajes favoritos y acaba las frases que tú empiezas a leer, lo cual es una señal de que su capacidad de leer está aumentando. 

Dramatiza 
Cuando le leas a tu hijo, acentúa el drama: gruñe como Papá Oso en Ricitos de oro o gimotea como el cabritillo más chico en Los siete cabritos, y puede que a tu hijo le encante gruñir como el lobo feroz en Caperucita roja. Anímalo, aunque haga la lectura más lenta. Se divertirá más si puede participar más activamente. 

Alimenta sus intereses 
Escoge libros sobre sus actividades favoritas: visitar el zoológico, nadar, jugar a la pelota. Elige libros sobre los personajes de las series de TV favoritas de tu hijo, pero experimenta con varios temas antes de decidir qué le gusta. Quizás a tu hija le encante jugar con muñecas, pero puede sorprenderte con una pasión por libros sobre insectos gigantes. 

Ve a la biblioteca 
Incluso a los bebés les encantan las horas de lectura en voz alta en la biblioteca, y son una aventura maravillosa para los niños pequeños. Tu hijo puede descubrir su nuevo libro favorito en una de estas sesiones y, además, la biblioteca les proporciona montones de libros sin gastar un centavo. 

No conviertas los libros en un premio 
No le digas a tu hijo que vas a leerle un cuento si se acaba la cena. Cuando la lectura se asocia con sistemas de premios y castigos, no es una experiencia positiva. Escoge momentos para leer que sean naturales, por ejemplo, cuando deseas que tu hijo se tranquilice justo antes de una siesta. 

Remedio para niños inquietos 
Algunos niños pequeños no aguantan quietos la lectura de El gato con botas. Que puedes hacer? "Siéntate con él y pasa las hojas rápidamente, en unos 30 segundos y dile: '¡Acabamos todo el libro!' Y después déjalo ir". La próxima vez puedes intentar hacerlo durar un poquito más. "Algunos niños estarán siempre más interesados en actividades más intensas y hay que respetarlo", añade. Si tu hijo es muy activo, quizás responderá mejor a actividades que no están directamente relacionadas con libros, como las que describimos abajo. 

Haz que contar cuentos sea parte de la vida cotidiana 
"Promover el gusto por la lectura va más allá de leer libros". Puedes contar cuentos durante la cena o mientras están en el auto; desde cuentos clásicos hasta anécdotas de tu juventud o historias inventadas en las que tu hijo es el protagonista. Arma libros con las fotos favoritas de tu hijo o con sus dibujos y cuenta historias sobre ellos, o pídele a tu hijo que te las cuente a ti. 

Señala las palabras que les rodean 
Muéstrale a tu hijo palabras importantes de la vida cotidiana, como la señal de tráfico que dice ALTO (STOP). Puedes poner etiquetas en algunos objetos de su dormitorio, como BLOQUES o COCHES en la caja donde los guarda. Si ya va al preescolar, puedes ponerle una notita en su almuerzo. Por ejemplo, puedes dibujar un corazón y escribir "Te quiero", para despertar su interés por la lectura. 

Habla 
Los niños cuyas familias hablan durante la cena tienen vocabularios más amplios. Habla con tu hijo y no tengas miedo de usar palabras y frases complejas. Anímalo a hacer preguntas y explora con él sus intereses. 

Demuéstrale tu amor por los libros 
Tu hijo quiere imitarte. Si ve libros en la casa y sabe que te gusta sentarte a leerlos en cuanto tienes un momento, aprenderá que los libros son esenciales para la vida diaria. Mostrarle tu propio amor por los libros tiene más fuerza que forzarlo a sentarse contigo a leer cuando no quiere. 

12 razones por las que lloran los bebés y como consolarlos

Los bebés lloran. No hay forma de evitarlo. Así comunican que tienen hambre, les duele algo, o necesitan dormir, entre otras cosas. 

¿Cómo pueden los papás interpretar lo que quiere decirles su bebé con sus llantos? 

Puede resultarte difícil al comienzo, pero gran parte de la crianza de los hijos se basa en probar y equivocarse, y pronto aprenderás a adivinar sus necesidades, leer sus señales de aviso y consolar sus lágrimas. 

A continuación te detallo las 12  razones más comunes por las que lloran los bebés. Si tu pequeño está llorando, consulta la siguiente lista. Seguramente encontrarás algo que lo alivie. 



1. Hambre

Una vez que aprendas a reconocer las señales de que tu bebé tiene hambre lograrás darle de comer antes de que comience a llorar. Algunas de ellas incluyen: está inquieto, hace chasquidos con los labios, vuelve la cabeza hacia tu mano cuando le tocas la mejilla, y se lleva las manitas a la boca.

2. Tiene el pañal sucio
Algunos bebés te lo comunican enseguida cuando necesitan que les cambien el pañal. Otros pueden tolerar un pañal sucio durante bastante rato. De cualquier forma, esto es fácil de observar y sencillo de solucionar.


3. Necesita dormir

¡Qué suerte tienen los bebés! Cuando están cansados, pueden simplemente echarse a dormir, donde sea y cuando sea. O, por lo menos, eso es lo que creen los adultos.

En realidad, no es tan fácil como parece. En lugar de quedarse dormidos, los bebés pueden ponerse irritables y llorar, especialmente si están demasiado cansados.

Es recomendable poner a tu bebé a dormir en cuanto bosteza por primera vez en lugar de esperar hasta que el cansancio lo altere.


4. Quiere que lo tengas en brazos

Los bebés necesitan muchos cariños. Les gusta ver las caras de sus padres, escuchar sus voces y sentir los latidos de su corazón, y pueden incluso detectar su olor particular. Llorar puede ser su forma de pedir que lo cargues en brazos.

Quizás te preguntes si lo estás "malcriando" teniéndolo en tus brazos tanto tiempo, pero durante los primeros meses de vida no lo vas a malcriar. Para darles a tus brazos un poco de descanso, puedes llevarlo en una mochila delantera portabebés.


5. Problemas de estómago (gas, cólico y más)

Los problemas de estómago asociados con gas y cólicos pueden causar muchos ataques de llanto. De hecho, la condición conocida como cólico se define como un llanto inconsolable al menos tres horas al día y tres días a la semana, y por lo menos tres semanas seguidas.

Si tu bebé se pone irritable y llora a menudo justo después de comer, quizás tenga dolor de estómago..
Incluso si tu bebé no tiene cólicos y nunca se ha puesto irritable después de comer, tener muchos gases ocasionalmente puede dejarlo hecho un mar de lágrimas. Si sospechas que esto es lo que le sucede, prueba algo sencillo para ayudarle a sacar el gas, como acostarlo sobre su espalda, sujetar sus pies y mover sus piernas en círculos como si estuviera pedaleando una bicicleta.
Existen otras causas por las cuales tu bebé puede padecer de dolor de estómago. Entre éstas se incluyen: reflujo gastroesofágico, gastroenteritis o "gripe estomacal”, alergia a la leche o intolerancia a la lactosa, estreñimiento y cambios en la dieta así como obstrucción intestinal.

6. Necesita eructar
Si tu bebé llora después de comer, quizás necesite eructar.

Los bebés tragan aire cuando lactan o beben de un biberón, y si no sacan el aire pueden sentirse incómodos. A algunos bebés les molesta muchísimo tener aire en el estómago, mientras que otros no parecen necesitar eructar demasiado.


7. Tiene demasiado frío o demasiado calor

Cuando tu bebé sienta frío, por ejemplo, cuando le quites la ropa para cambiarle el pañal, o le limpies las nalguitas con una toalla húmeda, te expresará a través del llanto que se siente incómodo.

A los recién nacidos les gusta estar abrigados y calentitos. Como regla general, necesitan tener una prenda de abrigo más que tú para sentirse cómodos. Es menos probable que se quejen de tener demasiado calor que de tener mucho frío y tampoco llorará de manera tan enérgica.


8. Algo pequeño le molesta

Los bebés se pueden sentir incómodos por algo difícil de notar como un cabello enroscado con fuerza en un dedito del pie o de la mano que le corta la circulación. Ésta es una de las primeras cosas que comprueban los doctores cuando examinan a un bebé que llora sin motivo aparente. Y algunos bebés son muy sensibles a las etiquetas de la ropa o a telas rasposas, así que puedes cortarle las etiquetas a su ropa o ponerle prendas suavecitas.


9. Dentición

La dentición puede ser dolorosa cuando cada dientecito empuja a través de las tiernas encías. Algunos bebés sufren más que otros, pero todos tenderán a estar irritables y a llorar en un momento dado.

Si parece que a tu bebé le duele algo, pero no estás segura de qué es, pásale un dedo por las encías. Quizás te sorprenderás al descubrir el bultito duro de un diente de leche que está a punto de salir.
El primer diente suele salir entre los 4 y los 7 meses, pero puede salir antes.

10. Quiere menos estimulación
Si bien los bebés aprenden de la estimulación que ofrece el mundo que les rodea, a veces les puede resultar difícil procesarlo todo y pueden sentirse abrumados con tanta actividad: las luces, el ruido o que lo pasen de mano en mano. El llanto es su forma de expresar que "ya ha sido suficiente por hoy".

Si tu bebé empieza a llorar desconsoladamente, llévalo a algún lugar tranquilo, y déjalo desahogarse un rato. Después haz alguna actividad tranquila para consolarlo, como acunarlo, o cantarle una canción de cuna.

A muchos bebés les gusta que los envuelvan bien apretaditos en una manta, como si fuera un tamalito. De esa manera se sienten más seguros cuando todo a su alrededor les parece abrumador. Si tu bebé ya es mayorcito como para que lo envuelvas como tamalito o si no le gusta eso, trata de sacarlo a un lugar sereno mientras se calma.


11. Quiere más estimulación

Tu nene puede ser uno de esos bebés “exigentes” y extrovertidos que siempre quieren explorar. Es posible que la única manera de calmarlo cuando llora es manteniéndolo activo. ¡Esto puede ser muy pesado para ti!

Puedes pasear a tu bebé en una cangurera, mochila frontal o rebozo. Llévalo a grupos de juegos o visita a amigos que tienen bebés. También pueden ir a la hora de cuentos para bebé en tu biblioteca local, al zoológico o al parque.

En este video podrás ver cómo cargar a tu bebé en una cangurera, mochila frontal o rebozo.


12. No se siente bien

Si acabas de alimentar a tu bebé y de cerciorarte de que está cómodo, pero todavía sigue llorando, quizás es porque está a punto de caer enfermo. Tómale la temperatura para ver si tiene fiebre y observa si presenta algún otro signo de enfermedad. 

El llanto de un bebé enfermo suele ser distinto del llanto de un bebé que tiene hambre o está frustrado. Si el llanto de tu bebé suena como que "algo va mal", confía en tu instinto y llama al doctor. 


5 pasos para un apego saludable

Debemos intentar garantizar a cada niño las mejores oportunidades de alcanzar el bienestar emocional. 

1. Entiende las señales de tu niño y su forma de comunicarse

Es cierto que cada bebé tiene su propia forma de expresarse, pero muchas de las señales visuales que utiliza son universales. 

Cuando el bebé gira la cabeza hacia el pecho materno o se chupa las manitas, eso generalmente indica que es hora de amamantarlo, darle el biberón o consolarlo dándole el chupete. Cuando arquea la espalda, significa que se siente incómodo o irritado por un exceso de estímulos externos. Si frunce el ceño, podría indicar que hay demasiada luz o está preocupado. 

El llanto, sin embargo, es una de esas señales que podrían indicar muchas cosas diferentes —y cuando el bebé llora a todo pulmón suele ser muy frustrante para sus padres. Si logras mantener la calma, verifica mentalmente los posibles significados del desconsuelo de tu pequeño: "Estoy cansado", "Cámbiame el pañal", "Aliméntame", "No me siento bien, mami".

2. Crea una base de seguridad y confianza para tu bebé

A medida que aprendes a identificar y responder a las señales de tu bebé, y él empieza a sentirse seguro de que sus necesidades básicas son atendidas y su entorno es seguro —lo cual es esencial para que se cree un apego saludable— puedes ayudar a tu bebé a acostumbrarse a los cambios, ayudándole a desarrollar su propia capacidad de adaptación y autoconsuelo. 

Estas dos capacidades —adaptarse y consolarse o conformarse— empiezan a desarrollarse cuando tu hijo aún está en el vientre materno, pero se hacen más evidentes durante su primer mes de vida. Ambas son importantes para formar la base de seguridad y confianza que necesita un bebé.

3. Responde a sus necesidades

Cada vez que interactúas con tu bebé, tienes una nueva oportunidad de fomentar el apego. Aunque ningún padre logra crear ese vínculo en toda ocasión, el objetivo es establecer un patrón constante. 

Los padres que aceptan y dan validez a las necesidades emocionales de sus niños les comunican un mensaje muy importante: "Tus sentimientos sí cuentan, te cuidaremos bien y tendrás una base confiable y segura para empezar a explorar el mundo". Una forma de dar validez a las emociones de un niño es reconocer verbalmente la incomodidad, la estimulación o lo que pueda estar sintiendo el niño. Recuerda que tu niño es capaz de percibir tus intenciones aunque no comprenda tus palabras.

4. Acarícialo, abrázalo, ríete y juega con él

Algunos padres piensan que si cargan demasiado a sus bebés o los tienen constantemente en brazos los malcriarán. Sin embargo, como el cerebro y el cuerpo de un bebé son todavía inmaduros, un recién nacido no tiene la capacidad de ser independiente y necesita tus caricias y tu apoyo. 

En las últimas décadas se ha demostrado que los niños que reciben atención positiva, cálida y constante, y cuidados adecuados a su etapa de desarrollo, tienen ventajas considerables de por vida en cuanto a su salud física, mental, social y emocional.

5. Cuida de tu propio bienestar físico y emocional

Con tanto empeño en entender a tu bebé y responder a sus necesidades, es fácil que te olvides de las tuyas propias ¡pero son igualmente importantes! Después de dar a luz, puede que sientas como si un fuerte huracán hubiese pasado por tu cuerpo y es esencial que te cuides, alimentándote bien, saliendo a pasear y caminando y descansando todo lo que puedas. 

No es raro que con el primer bebé los padres se sientan abrumados por el estrés, la fatiga y la irritabilidad, y sientan deseos de alejarse de su pareja —y del resto del mundo. La depresión posparto, la ansiedad y otras alteraciones del humor también son muy comunes. Todos estos cambios pueden tener un fuerte impacto en la habilidad de crear un apego saludable con tu bebé. 


Etapas de su desarrollo que te asombrarán

Probablemente, tu bebé fue para ti como un milagro desde el primer ultrasonido, en mi caso, fue el momento más especial de todos, desde que conocí la noticia de que estaba embarazada. Nuestros pequeños han aprendido y cambiado a un ritmo sorprendente. Pero seguro que hay algunas etapas increíbles del desarrollo de tu hijo que aún desconoces.  A continuación te detallo algunos de esos maravillosos logros.


En el útero: siente el mundo que le rodea

¡Qué susto, mami! Tu bebé se sobresalta estando aún en el útero, cuando oye un ruido fuerte o inesperado. Esta habilidad aparece hacia las 23 semanas. Cualquier embarazada en el segundo o tercer trimestre es testigo de ella, ya que cuando estornuda, su bebé salta.

Pero si el mismo ruido se repite con frecuencia, tu bebé se acostumbrará y no se moverá al oírlo. No te preocupes, eso es señal de que se está desarrollando.

Respira debajo del agua. Tu bebé empieza a "respirar" cuando aún está en el útero, aunque sus pulmones todavía no reciben oxígeno. Hacia las 27 semanas de gestación, sus pulmones, llenos de líquido amniótico, empiezan a expandirse y a contraerse debido a las contracciones rítmicas de tu diafragma y músculos pectorales. Esto le ayuda a desarrollar los músculos y circuitos necesarios para respirar cuando haya nacido.

Huele el mundo exterior. Hacia las 28 semanas puede oler las mismas cosas que tú hueles. En algunos estudios realizados con bebés prematuros se observó que un bebé nacido antes de 28 semanas no reaccionaba cuando le ponían bajo la nariz extracto de menta, mientras que los nacidos después de ese periodo de gestación hacían muecas o se apartaban.

El sentido del olfato de tu bebé mejora debido al líquido amniótico, ya que los olores se transmiten mejor cuando se juntan con líquido (como en las mucosas nasales). Durante el tercer trimestre, la placenta también permite que pasen más fácilmente las moléculas del olor. ¡Así que cuando comes pollo tu bebé siente el aroma al mismo tiempo que tú!

Bebés: se transforman a ojos vista

A marchas forzadas. Tu bebé está creciendo, ¿pero cuánto? Después de perder un poco de peso los primeros dias después de su nacimiento, los recién nacidos aumentan alrededor decasi 30 gramos por día durante los primeros tres meses, y cerca de 20 gramos cada día hasta que cumplen 1 año. El bebé promedio dobla su peso de nacimiento a los 4 meses y lo triplica para su primer cumpleaños. Además, crece ente 2.5 a 3.8 centímetros.

Si al nacer hubieras pesado 3.5 kilos y 50 centímetros y siguieras creciendo al mismo ritmo que un niño en su primer año de vida ¡a los 20 años medirías 7.62 metros y pesarías 142 kilos!

La sal de la tierra. Aunque tu bebé detecta los sabores dulces, amargos y ácidos desde su nacimiento, no puede detectar la sal hasta que tiene 4 meses.La capacidad para distinguir un sabor salado puede estar relacionada con el desarrollo de los pulmones porque en esa etapa los riñones empiezan a usar sodio.

Ojos sólo para ti. Cuando tu bebé nace, sus ojos tienen ya el 75% del tamaño que tendrán sus ojos de adulto, pero su visión es borrosa y sólo puede ver con claridad objetos que están a 30 centímetros de distancia. Ésta es precisamente la distancia que hay entre su cara y la tuya cuando lo estás alimentando.

Niño 1 a 2 años: absorben como esponjas
Explosión de vocabulario. Los niños entienden el lenguaje mucho antes de poder hablarlo. Para su primer cumpleaños, tu hijo entenderá alrededor de 70 palabras, pero podrá decir sólo unas pocas. Hacia los 18 meses, su vocabulario empieza a explotar y añade una nueva palabra a su repertorio... ¡cada dos horas! A los 6 años, probablemente entenderá 13.000 palabras (comparado con las 60.000 aproximadamente que tú conoces), aunque no podrá decirlas todas.

¡Mira mamá, con dos manos! La mayoría de los niños de 1 año son ambidiestros, es decir, usan las dos manos indistintamente. Tu hijo probablemente empezará a mostrar preferencia por la mano derecha o la izquierda a los 2 ó 3 años. El 90 por ciento de los niños son diestros, aunque no se sabe exactamente por qué la gran mayoría favorece la mano derecha.

Adelantos cerebrales. Aunque las funciones cerebrales básicas de tu hijo ya estaban desarrolladas cuando nació, su corteza cerebral (la parte del cerebro que genera pensamientos y recuerdos, y controla los movimientos musculares voluntarios) sólo se pone en marcha cuando el bebé empieza a interactuar con el mundo exterior.

Presescolares: crece la conciencia de sí y del mundo
¡Eureka, yo soy yo! Los niños de esta edad pueden ser difíciles, pero no por ser deliberadamente traviesos, sino porque están pasando por un periodo de desarrollo que se conoce como "individuación primaria". Es cuando los niños empiezan a entender que tienen una identidad propia, separada de mamá o papá, y tratan de definirse a sí mismos.

Cuando tu hijo agarra un columpio en el parque y grita "¡Mío!", no es que se resista a compartirlo porque es egoísta, sino que está marcando un logro cognitivo: ahora se ve como un individuo que puede poseer algo. Cuando dice "Mío" está indicando que entiende que tú y los otros niños son seres separados de él.

Olvidadizo. Tu hijo probablemente no recordará a sus mejores amigos del preescolar, ni muchas otras cosas de sus primeros 3 años, debido a lo que los psicólogos llaman amnesia infantil. Mucha gente asume que tenemos recuerdos de nuestros primeros años de vida, pero no podemos acceder a ellos.Lo más probable es que "las experiencias tempranas no lleguen a grabarse en los bancos de memoria a largo plazo porque los sistemas cerebrales que se usan para formar recuerdos no funcionan plenamente todavía".

Esto no quiere decir que lo que le suceda a un niño antes de cumplir 3 años no tenga un efecto profundo en él. Lo tiene, pero probablemente no será capaz de recordarlo de manera consciente.

En otra onda. Los preescolares no piensan de la misma manera que los adultos. No tienen la capacidad de pensar con lógica. Piensan de forma literal (no pueden captar conceptos abstractos) y egocéntrica (sólo pueden pensar desde su propia perspectiva, es decir, no pueden ponerse en la piel de otra persona).

Un niño entre 4 y 6 años cree de verdad que si pones un letrero en la puerta de su cuarto que dice "No se permite la entrada a los monstruos", los montruos no entrarán. Y si te ve triste, te dará su osito de peluche, porque a él le consuela. No es capaz de entender que a ti a lo mejor lo que te ayudaría es un buen llanto y conversar con una amiga o amigo un par de horas. 

Niños entre 5 y 8 años: un gran cambio

Principios y moral. Los cambios psicológicos en un niño de edad escolar le permiten entender distinciones morales basadas en un juicio interno propio.

Antes de esta edad, tu niño obedecía (bueno, al menos parte del tiempo) para que no lo castigaran; ahora, en cambio, puede entender la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, considerar el punto de vista de otra persona, y sentir compasión y preocupación por los demás. Y se siente culpable si no cumple una regla, aunque nadie se entere.

Monólogo interior. Alrededor de los 8 años, tu hijo empieza a internalizar sus juegos imaginarios. Así que en lugar de hacer que sus muñecos o autos hablen unos con otros, es su voz interna la que dialoga. Te puede resultar un poco frustrante porque se volverá algo soñador y le costará más concentrarse, pero este tipo de juego es tan beneficioso para él como lo era el juego público de la etapa anterior.

Domina la memoria. Tu hijo, que ya recordaba cosas, empieza a entender ahora "cómo aprovechar su memoria", afirma la psicóloga educacional y autora Jane M. Healy. Hacia los 6 años, empieza a ensayar material para recordarlo y, a los 7, será capaz de organizar cosas en grupos para recordarlas mejor.