domingo, 16 de febrero de 2014

Diez maneras de aumentar la autoestima de tu hijo

Nutrir la autoestima de tu hijo puede parecer una gran responsabilidad. Después de todo, la autoestima juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños, ya que, entre muchas otras cosas, refuerza la confianza que tienen en sí mismos. 

La autoestima proviene de sentir que uno es aceptado, que es capaz, y de saber que nuestras contribuciones son valiosas y valen la pena.

Los padres saben que la autoestima puede ser un sentimiento fugaz. A veces nos sentimos bien con nosotros mismos y a veces no. Lo que realmente intentamos enseñar a nuestros hijos son habilidades que les duren toda la vida, como la capacidad de adaptación.

Es importante que te asegures que tu hijo sienta orgullo y respeto por sí mismo y por sus raíces culturales. Asegúrate que confíe en su capacidad de enfrentar los retos de la vida (para un niño pequeño esto puede significar copiar correctamente las letras mayúsculas). 

A continuación, os detallo diez sencillos consejos para que aumente la autoestima de tu hijo: 

1) Dale amor incondicional. La autoestima de un niño florece con la devoción incondicional que transmite el amor. Tu hijo se sentirá mejor si lo aceptas tal y como es, sin importar cuáles son sus puntos fuertes, sus dificultades, su temperamento o su destreza. Así que dale mucho amor, abrazos y besos. Y no olvides decirle cuánto lo quieres. Cuando tengas quedisciplinarlo, aclárale que es su comportamiento y no él lo que es inaceptable. Por ejemplo, en lugar de decirle “¡Eres un niño malo!” o “¿Por qué no puedes ser bueno?”, dile: “No estuvo nada bien que empujaras a Gabriel. Puedes lastimarlo. Por favor, no empujes”. 


2) Bríndale atención. Aparta tiempo para dedicarle a tu hijo tu atención completa. Eso le ayudará a reforzar la sensación de que es valioso e importante para ti. No tiene que ser mucho tiempo, pero, por ejemplo, si tu niño quiere hablar contigo, deja de mirar la correspondencia o apaga el televisor para conversar con él. 

Míralo a los ojos para que sepa que realmente lo estás escuchando. Y si un día tienes poco tiempo, díselo, pero ten en cuenta sus necesidades. Le puedes decir: “Cuéntame sobre tu dibujo y cuando termines, me pondré a cocinar”. 



3) Establece límites. Establece algunas reglas razonables. Por ejemplo, si le dices a tu hijo que tiene que comer su merienda en la cocina, no le permitas que coma por toda la casa al día siguiente. O si le pides que ponga la ropa sucia en el cesto designado para ello, después no le digas que no importa si la deja en el suelo. 

Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar. Es posible que tengas que repetir muchísimas veces las reglas que estableciste, antes de que las siga. Es recomendable que seas clara y consistente. 

4) Fomenta riesgos saludables. Anima a tu hijo a que explore algo nuevo, como probar comida diferente, hacer un nuevo amigo o montar en bicicleta. Aunque siempre existe la posibilidad del fracaso, sin riesgos no hay oportunidades para el éxito. 

Así que permite que tu hijo experimente y trata de no intervenir mucho. Procura no “rescatarlo” si muestra frustración al usar un juguete nuevo. Si intervienes y le dices “deja que yo lo haga”, puedes fomentar su dependencia y dañar su autoestima. Su autoestima aumentará cuando exista un equilibrio entre tu necesidad de protegerlo con su necesidad de abordar nuevas tareas. 

5) Déjalo que cometa errores. Lo más seguro es que tu hijo cometa errores. Sin embargo, los errores también son lecciones valiosas para que tenga confianza en sí mismo. Por ejemplo, si pone su plato demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, pregúntale qué puede hacer de manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. De esa forma su autoestima no sufrirá y comprenderá que es normal cometer errores de vez en cuando.

Cuando tú misma cometas un error, admítelo. Al reconocer tú tus propios errores, le estás enseñando a tu hijo una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad. 

6) Celebra lo positivo. A todas las personas les gustan las palabras de aliento. Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Le puedes comentar a su papá: “José lavó todos los vegetales para la cena”. El pequeño no sólo disfrutará de tus palabras de aliento sino también de los comentarios positivos de su padre. Sé específica. En lugar de decir “¡Lo hiciste muy bien!”, di: “Gracias por esperar con tanta paciencia en la fila”. 

Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien. 

7) Escucha con atención. Si tu hijo te quiere decir algo, detente y escúchalo. Necesita saber que sus ideas, deseos y opinión importan. Ayúdalo a sentirse cómodo con sus emociones. Dile: “Comprendo que estés triste porque tienes que despedirte de tus compañeros de la escuela”. Si aceptas sus emociones sin juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que dice es importante. Si compartes tus propios sentimientos, él expresará los suyos con más confianza. 

8) No compares. Comentarios tales como "¿Por qué no eres como tu hermana?” o “¿Por qué no eres agradable como Pedro?”, simplemente le recordarán a tu hijo sus defectos. Es probable que sienta vergüenza, envidia y presión por competir. Incluso comparaciones positivas como “Tú eres el mejor jugador”, son potencialmente dañinas porque a tu hijo se le hará difícil alcanzar tu nivel de exigencia. Si le dices que lo aprecias por ser como es, será más probable que se valore a sí mismo. 

9) Ofrécele empatía. Si tu hijo se compara desfavorablemente con sus hermanos o sus amigos ("¿Por qué no puedo jugar bien la pelota como hace Sofía?”), demuéstrale empatía y señálale uno de sus puntos fuertes. Por ejemplo: “Tienes razón. Sofía juega muy bien la pelota. Y tú pintas muy bien”. Esto le puede ayudar a aprender que todos tenemos puntos fuertes y débiles, y que no tiene que ser perfecto para sentirse bien consigo mismo. 

10) Ofrécele aliento. Todos los niños necesitan apoyo de sus seres queridos. Es importante repetirle que creen en él y que lo animen a seguir adelante. Dar aliento significa reconocer el progreso, y no sólo premiar un logro. Si tu hijo tiene dificultades en abrocharse el pantalón, dile: “Estás poniendo todo tu empeño, ¡y casi lo logras!” en lugar de “No, así no. Déjame que yo lo haga”. 

Existe una diferencia entre alabar y dar aliento. La alabanza puede hacer sentir a un niño que sólo es “bueno” si hace algo perfectamente. Dar aliento, por otro lado, reconoce el esfuerzo. Si le dices a tu pequeño: “Háblame de tu dibujo. Veo que te gusta el púrpura”, es mejor que “Es el dibujo más bonito que he visto”. 





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